
Las mujeres bien cojidas irradiamos de nuestro ser felicidad empírica, la figurita más difícil de todas, la que sale del cuerpo y no de novelitas fantásticas. Por lo general esa felicidad se transmite en la sonrisa y en la mirada, que se torna relajada, que refleja comodidad con una misma y el universo. Bien cojidas logramos una increíble armonía con las cosas, un comprender no reflexivo que permite una buena predisposición a estar en el mundo. Porque las mujeres bien cojidas no pensamos tanto, nos dejamos llevar hasta perdernos, porque sabemos que es la única manera de encontrarnos.
Yo, mujer bien cojida, me sigo hundiendo con alegría en las imágenes que me quedaron para las próximas tocatas solitarias y se me clava una sonrisa cuando me acuerdo de los gritos que se me desprendieron de no se donde e intento imaginar mi cara desde su perspectiva, como si yo fuese esos ojos que me miraban fijo mientras era toda una cerdita poseída.
1 comentario:
me imnotiza ese brillo , se les nota de lejos, imagino lo que han hecho,todo el tiempo............. no hay nada como los pezones fosforescentes , de una cerdita bien cojida. (tulio1625)
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