martes, 19 de abril de 2011

zoología fantastica III.

confesiones de un gatite acerca de su desconcierto:

-ayer me martillé un dedo, para ver si comprendía a qué se refieren los humanos cuando hablan de dolor. debo decir que no fue para tanto, dolió si, pero los tejidos se reconstruyen, el dedo sana.
después me tomé el trabajo de medir un vaso, para llenarlo exactamente por la mitad. no hubo manera, por mucho que me esforzara siempre lo veía a la mitad, no comprendí el dicho.
también compartí momentos y fui feliz con alguien a quien le abrí mi corazón, así y todo, sigo sin tener idea qué quieren decir con amor los humanos.

-creo que la humanidad tiene muy sobrevaluados algunos conceptos o una gran incapacidad para la metáfora.

miércoles, 6 de abril de 2011

tomo y obligo.

Juira a los lobos que se disfrazan de corderos. Los prefiero salvajes, con los colmillos afuera.
Juira a los tibios que se pasan de cagones, esos que quieren cuidarse y hasta cuidarte, pero de qué o de quién, es algo que nunca se preguntaron.
Juira a los tipos que se comieron el estereotipo de macho de manual. Los verdaderos tipos son los que se dejan romper el culo y lo disfrutan, como machos.
Juira a las minitas “fálicas” que codificaron la masculinidad con la torpe búsqueda del éxito productivo, con guita o laureles, con medirse la poronga inexistente en definitiva.
Juira también con las lesbitas ortodoxas que le tienen tanto miedo a la garcha que eligen hundirse en la sensiblería barata y creen que con aprender algo de plomería es suficiente.
Juira los conservadores, pero también juira los revolucionarios que, con ribetes inocentes, no hacen más que querer romper para construir con las mismas fórmulas.
Juira a los iluminatis y también a los oscuros, que terminan por justificar sus miserias repitiendo la aburridísima misma historia.
Juira con los frágiles que se creyeron tan caquita que se pusieron armaduras cada vez más grotescas e impenetrables. 
Juira con las identidades encapsuladas de los que necesitan asumirse.
Juira yo, ya lo se. Juira todo, que infantil. Pero me tiro, respiro hondo y me tiro, porque prefiero intentarlo, aunque me quede sin nada.